El Cristo de los Vaqueros recorre en Vía Crucis la ciudad y la sierra de Sevilla


La advocación del Cristo de los Vaqueros ha coincidido este fin de semana en Vía Crucis en la Parroquia de San Lucas Evangelista, el sábado, y en la ermita de la Virgen de Escardiel de Castilblanco de los Arroyos con la primitiva imagen

JUAN CARLOS ROMERO | Un año más la Cuaresma ha hecho coincidir en el mismo fin de semana a las dos imágenes del Cristo de los Vaqueros de la provincia de Sevilla en la calle con motivo del rezo de las estaciones del Vía Crucis. En la parroquia de San Lucas Evangelista la imagen recorrió durante este rezo las calles de Santa Aurelia en la tarde del sábado, mientras que en Castilblanco de los Arroyos tuvo lugar en un mediodía marcado por el frío este domingo en los alrededores de la dehesa en la Sierra Morena de Sevilla, donde se ubica la ermita de la Virgen de Escardiel. Lo urbano y lo rural confluyen en esta imagen con una historia colmada de vicisitudes.

Arriba el de San Lucas Evangelista, con su policromía, abajo el primitivo de la ermita de Escardiel, con restos de la policromía de Ruiz Gijón

El crucificado ‘de los Vaqueros’ de Francisco Antonio Ruiz Gijón es una obra maestra del barroco andaluz que llegó a la ermita de la Virgen de Escardiel hace 345 años, en la Nochebuena de 1677. Tiene una imagen réplica con la misma advocación en la Iglesia de San Lucas Evangelista de Sevilla. Ambos crucificados están unidos por una historia que tiene en Castilblanco de los Arroyos su principio y su final.

El crucificado de Escardiel es el primero que se documenta del utrerano Francisco Antonio Ruiz Gijón (1653-1721). Una obra maestra del barroco andaluz. La autoría la constata el contrato para hacer un crucificado en agosto 1677, quizá debido al deterioro del antiguo crucificado –que se cita en inventarios de 1656- de esta ermita mariana erigida al costado de la Vía de la Plata. La venerada imagen del Cristo de los Vaqueros sería entregada escasos meses después del encargo, llegando a su ermita el día de la Nochebuena, un 24 de diciembre de 1677.

En años sesenta del pasado siglo, el Cristo de los Vaqueros fue sustraído de la ermita, coincidiendo con un período en el que la hermandad estuvo inactiva. La feligresía de Castilblanco no tardaría en echar de menos al portentoso crucificado que se veneraba desde siglos atrás como protector de los vaqueros que le daban lumbre en los fríos muros de la ermita serrana. Así, vecinos escardieleros como Manuel Mulero, hermano de honor de esta Hermandad, iniciaron una búsqueda incesante hasta localizarlo con un aspecto diferente años más tarde en la Iglesia de San Lucas Evangelista, en el sevillano barrio de Santa Aurelia.

El de «los Vaqueros» de la ermita de Escardiel se encuentra en la madera encarnada, conserva restos de su primitiva policromía. Es un cristo muerto, libre de artificios, con sus ojos cerrados, como fue concebido por su escultor. En Cabildo Extraordinario, la Hermandad de Escardiel decidió dejar al Crucificado de los Vaqueros con los trazos y la policromía primitiva, en lugar de repolicromar la talla para su reposición al culto. Mientras que la imagen réplica que se hizo para mantenerle al culto en Sevilla recreó al Crucificado con una policromía clara, cercana a la que mantuvo durante dos décadas.

Fotografías de José Javier Fernández y Jesús Romanov (Castilblanco) y de la Parroquia de San Lucas Evangelista (Sevilla).

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